¡Buenos días, amig@s! Hoy me siento feliz. En realidad, suelo sentirme feliz casi siempre o lo procuro. Veo el vaso medio lleno y pienso en la bondad de las personas antes que en la maldad. Creo que las sonrisas mueven muchas más montañas que los gritos y me gustan mucho, mucho los abrazos. Se podría decir que soy una persona optimista, ¿verdad? Parece relativamente sencillo ver la parte buena de las cosas, pero no siempre lo es. Tienes que esforzarte todos los días y no desistir. Y resulta duro pues hay mucha apología del odio últimamente o quizá no últimamente pero como ahora tenemos las RRSS todo se expande deprisa, como el gas… Sin embargo, y dejando de lado a las personas que nos muestran la “perfección” de sus vidas que nada tiene que ver con la representación de la felicidad y la plenitud, también las cosas buenas pueden expandirse como el gas pero debemos hacer el esfuerzo de buscarlas y dejarnos atraer por ellas.

El otro día hice un ejercicio con mis niños de Inteligencia Emocional. Les propuse que dijesen algo de su físico que les gustara (podía ser una sola cosa) y una cualidad de la que se sintieran orgullosos. Hay que ver lo que le costó a la mayoría decir algo bueno y bonito de sí mismos. Los rangos de edades iban desde los cinco años hasta los diez y me pregunté cómo podía ser que niños tan pequeños (sobre todos los que todavía no habían pasado a primaria) no fuesen capaces de decir de manera segura y rápida algo que parece tan sencillo. Vivimos en una sociedad (familia, escuela, amigos…) en la que se critica y corrige de forma habitual y, sin embargo, pocas veces compensamos la crítica con una alabanza y, cuando llega el momento en que nuestros niños, amigos, padres, hermanos… hacen algo bien también escasean los comentarios del tipo: ¡Qué bien lo has hecho! Es algo que nos cuesta. Por eso, de la misma manera que es mucho más fácil creernos lo malo que lo bueno, también es mucho más fácil ver el vaso medio vacío.

Creo que es importante que seamos capaces de mirarnos al espejo y decirnos cuánto nos queremos y cuán orgullosos estamos de nosotros mismos. Si echamos la vista atrás veremos que todos tenemos algo por lo que sentirnos satisfechos y contentos. Si estamos donde estamos es gracias a nuestro esfuerzo y perseverancia y, además, todos tenemos alguna cualidad que nos distingue. Destacar no es malo, ser diferente no es censurable. La creatividad es diversidad y son estas dos cosas las que nos ayudarán a afrontar este futuro tan incierto con mayor seguridad pues nos proporcionarán las herramientas para tomar las riendas y arreglar el desaguisado.

Seamos optimistas. Seamos positivos. Querámonos. Rememos en la misma dirección, avanzaremos más rápido. Seremos más fuertes. ¡Nos vemos!